Valera, como cualquier ciudad, esconde secretos e historias que nadie es capaz de contar: durante el día, la metrópolis es prácticamente un mercado, la cantidad de trabajadores informales en la aceras es incalculable; de noche ocurren los actos más sorprendentes y bizarros que la sociedad trata de esconder, pero que están ahí y que forman parte de la rutina.
Al igual que en el día, por las noches Valera se convierte en uno de los lugares más transcurridos del estado
Trujillo y la prostitución es lo que más se hace notar en ciertos puntos de la
ciudad.
Con minifaldas, tacones, un escote
muy pronunciado y una larga peluca, atraen a cualquier ingenuo caballero que
transite a altas horas de la noche por cualquier lugar en la urbe valerana. A las afueras de una de las clínicas más conocidas y costosas de la ciudad,
esperan las prostitutas por sus clientes. Lo curioso es que las jóvenes que se
paran allí, no son féminas exactamente: la transexualidad hace de las suyas.
El rechazo Laboral
Los jóvenes
transexuales de Valera deciden prostituirse porque desde temprana edad son
excluidos del sistema social. Una encuesta aplicada a diez transexuales que
trabajan como prostitutas, arrojó que la principal causa de la prostitución de
las transexuales es la exclusión laboral, nueve de diez, (90%), afirman que no
encontraron trabajo y fueron rechazados familiar, social y laboralmente. El
100% (10) afirman que le gustaría tener otro trabajo.
En cuanto a las
edades de las trabajadoras sexuales se encuentra un rango de 14 años, 10% (1);
16 años, 20% (2), 17años, 20% (2); 18 años, 20% (2); mientras que el otro 30%,
(3), corresponden a 19,20 y 21 años, respectivamente.
Cierto de la
población porcentaje (encuesta hecha al azar) afirma que estos jóvenes son
deshonestos, pero desconocen que la razón para que estos vendan su cuerpo es la
exclusión en el ámbito laboral. De acuerdo a un sondeo hecho al azar a 60 personas
que han transitado por los lugares de trabajo de estas jóvenes, se demostró que
el 80% de los encuestados rechaza a los transexuales; aunque no manejan bien
este término. Solo un 10% de los encuestados son graduados en universidades,
manejan los diferentes términos y tienen una diferente perspectiva de los
transexuales que viven y trabajan en la ciudad.
La discriminación
existe en todas partes, según estudios internacionales, el 70% de las personas
transexuales no completan estudios y, por ende, no tienen trabajo. Desde temprano
se les excluye del sistema educativo y el sistema social.
En nuestra encuesta, hecha a solo diez de la innumerable cantidad de transexuales que habitan en la
ciudad de Valera, el 50% (5) no completo el bachillerato y solo el 20% (2) lo
culminó, mientras otro 20% (2) cursaron estudios universitarios pero no los
finalizó y solo el 10% (1) completo la primaria.
Susana, una de las
transexuales que noche tras noche vende su cuerpo en el centro de la ciudad,
comenta que lo hace desde hace 3 años por razones que lo ameritan, como llevar
dinero a su casa, comer y poder subsistir. Tiene 19 años. “No disfruto siendo
prostituta, solo lo hago para mantenerme, aquí se corren muchos riesgos y
déjame decirte que no es nada cómodo. Yo no soy profesional, por eso he buscado
trabajo en panaderías, librerías y sitios así, pero me rechazan por mi aspecto.
El no tener documento que diga que soy mujer,
me excluye hasta para cobrar un cheque”, exclamó.
Inmaculada, otra trabajadora
de la noche valerana, nos relata lo fuerte que ha sido lidiar con la gente en
la calle: “Tener que lidiar con la ignorancia es algo a lo que ya estoy
acostumbrada. Me miran feo, me dicen cosas espantosas, hasta
tratan de intimidarme pero no lo logran. Es porque estoy muy bien psicológicamente.
Sé que ellos también tienen problemas”, destaca "Inma" mientras se mira en el
espejo y acomoda su peluca.
Los expertos opinan
“A menudo, los jóvenes transexuales fracasan
académicamente, y esto es debido a varios aspectos tales como: la desmotivación,
desconcentración, la falta de tranquilidad necesaria para un estudiante, y a
esto, se suma su lucha interna por huir del enorme peso que le supone la
realidad”, comenta la Doctora María Eloísa Viloria, psicóloga del Centro Clínico María Edelmira Araujo, “Cuando
se encuentran presentes agentes que ayudan a la inclusión socio-laboral como la
aceptación de la persona transexual de su sexualidad, el apoyo familiar, la
educación y formación académica y la presentación social, la sociedad te ve y te
acepta”.
La transexualidad se suele confundir con la homosexualidad, pero a
diferencia de los homosexuales que se sienten atraídos hacia personas de su
mismo género, sin negar su identidad biológica, los transexuales sienten que su cuerpo está en conflicto con
su identidad.
La doctora Viloria explica: “un individuo por ser transexual no es inmediatamente homosexual. Ya que la
manera en la que el individuo se percibe a sí mismo, no necesariamente influye
con su preferencia sexual”.
Temen por su vida
Los jóvenes transexuales sufren riesgos cada noche. En nuestro estado,
por ejemplo, fue asesinado brutalmente un transexual mientras tenía cierta discusión
con uno de sus clientes, quien le propinó un balazo en el cuello.
Las trabajadoras sexuales afirman
que son blanco de la delincuencia: les lanzan botellas, piedras u otros objetos.
Las agreden física y verbalmente, esto causa molestia en ellas y responden
agresivamente a ciertos maltratos.
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